Autismo en el cine: algo de historia
En primer lugar, en 1988, Dustin Hoffman -en su papel de autista- ganó el Premio Oscar al mejor actor. Así mismo, fue premiada -como la mejor película-, Rain Man. Como consecuencia, su éxito mundial instaló la conciencia de la existencia del autismo.
De hecho, cine y series entendieron las que las personas con autismo podían destacarse. En realidad, cuando encuentran un espacio para el desarrollo de su pasión, atraen la atención. Por eso, los directores han encontrado una oportunidad que tiene garantizada la atención del público. Y, desde ahora, les iremos trayendo comentarios sobre películas que incluyen protagonistas con autismo.
Como ya se mencionó en otra página de nuestro sitio, un lugar particular lo tiene la película Temple Grandin. Probablemente, se pueda decir que es imprescindible para quien tiene en su entorno una persona autista. También, para adolescentes y adultos con autismo.
¿Por qué? Porque reúne en una película dos condiciones. Primero, que es biográfica. Segundo, que es contemporánea a su protagonista. En consecuencia, es real lo que se está presentando en la pantalla. Lógicamente, puede o no gustarnos su calidad artística. Sin embargo, no puede decir que sea falsa. Y eso tiene una fuerza enorme.